martes, 27 de marzo de 2012

Cuento de princesas.



Traígo una historia de princesa rosa vestida con pijama suave. No es un cuento para niños. Yo soy la protagonista junto con un Rey cosmopolita inventado en viajes y curtido por el mundo. Aparece en sueños cada noche buscándome, inquiriéndome. Al final, siempre me encuentra.

Yo soy un sueño anhelado en tu cuerpo consumido por la pasión, un anhelo cortés y sencillo a la vez que encantador que alivia tensiones y resuelve el terreno. Abrumo en un momento cálido irradiando sensualidad, dibujándote oníricos vórtices con los dedos, plásmando infinitos círculos alrededor de tu cuello, quemándote con la mirada y hablándote con ella. Avivas mis ojos con más fuego embriagador, eres la calma aterradora que me asola cada noche y el terrible deseo que me hace temblar al primer contacto con tus manos; abarcas mi vientre con tu pecho con una tibieza incoherente y exacerbada que yo no sé controlar. Te rodeo la cintura con mis piernas en reclamo, pausadamente, buscando tu lengua al compás de mi pelvis y tú te entregas redimido al placer de esta locura que nos inventamos segundo a segundo a la luz de la candela Tus sueños no tienen límites, los míos no conocen fronteras. Eres libre para hacerme tuya, ya estoy absuelta de cualquier pecado. No te entretengas al juego esquivo de prolongar estas dulces liturgias transformadas en húmedos besos y salvajes guiños. Ahora nos toca la evasión y la tregua, la retirada de armas y la concesión de la bandera blanca alcanzando la paz, la inevitable conciliación que merecemos. Enseña ahora tus cartas y reduce tus huellas...sin prisas. No hay barreras que te puedan detener ni muros que tengas que derribar. Piel con piel te acercas más hasta estar dentro de mí. Todavía es mi estilo lo que domina, mis formas, mis gestos...no te resistas y hazme volar. No hay rendición mi vuelta atrás, apuesta por el todo en una fusión perfecta. Con una exhalación deliciosa alcanza el máximo impulso y saca tus alas. Llévame junto a tí, abrázame más. Libérame, ríndete.

A tí me encomiendo, mi Rey. Soy tu princesa de pijama rosa.

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