sábado, 17 de marzo de 2012

Verso.


Soy un verso de rima libre en tu boca, una sagaz presa refugiada en las espaldas de mi enemigo con la intención de provocar. Y tú lo sabes y te escondes. No hay lugares que te den cobijo ni palabras que se junten ante tu mirada para formar las estrofas fugaces que yo sin querer le regalo al viento. Él te las hará llegar. No las dejes escapar.
Soy un verso de una página en blanco de tu cuaderno, no he sido pronunciada aún por los labios ajenos de la desesperación, no me encuentro junto a los demás retales de alejandrinos que guardas en tu bolsillo, pero sin remedio me hallo en los límites infranqueables de tu cuerpo, sonando a melodía flamenca.
No me llames por mi nombre porque no tengo, llámame verso y vísteme de soneto, que hoy quiero sentirme amada por tus huesos. Sácame de tu guitarra una copla y llena este espacio con los quejíos de tus ojos. Tu expresión olvidada. Recuerda, soy verso.
Soy un verso inacabado por tus dedos, una inspiración venida del mediterráneo, transformada en el momento, intensa al ser pronunciada, pero aún no me destapes que vengo desabrigada. Dame el calor de tu tierra para yo darte el sentido del poema que los dos escribimos. Así de unida me siento a través del tiempo, todavía es mis manos lo tengo. No me dejes marchar.

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