miércoles, 22 de febrero de 2012

La maravilla de un sueño.


Puede ser la más infinita de las verdades el haberte tenido entre los brazos o verte aparecer con tu flamante coche negro respondiendo a mis caprichos de niña consentida. Aún creo estar dormida sobre mi lado izquierdo soñándote, pero la ausencia de mi colgado yo en forma de muñequita frágil y sumisa me devuelve a la realidad...no te estoy soñando, eres lo más auténtico en semanas.
Me volvieron a temblar las piernas esperándote en el parking del centro comercial (...menudo punto de encuentro...), pero sentir tu abrazo me calmó aún sabiendo que mi mecanismo de relojería podría estallar en cualquier momento para llenarte de deseo y convicción. Lo notaste al segundo, me rendí en ese instante al calor de tu altura, al borde de tu cintura, al contorno de tu espalda...fuiste inmenso mientras me derretía por dentro.
Ahora es posible que vuelva a tropezar con el color de tus ojos, es posible que vuelva a perderme en ellos mientras me cuentas historias del trabajo y es seguro que vuelva navegar entre tus manos frías mientras estudio minuciosamente tu cuerpo. Quiero arrastrarte a mi sendero, compartir contigo mis abismos y mis rincones de poeta enamoradiza, mis sinsentidos de mujer con carácter y mezclar mis prioridades con las tuyas...¿o acaso eres un delirio?
Aún estoy dormida y sueño tus besos como terremotos que despiertan mi yo más básico. Sentir así es una maravilla. Despertar de madrugada con tu olor en mi cara...no puedo contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario